Acerca de este blog y su editora (Regina Calcagno)
Mi nombre es Regina Calcagno. Nacida y criada en Rosario, Argentina, provengo de una familia multicultural, por lo cual siempre me gustó viajar, conocer otras culturas, costumbres y tradiciones. Además, soy una apasionada por las lenguas extranjeras.
Soy Licenciada en Relaciones Internacionales y tengo una Maestría en Dirección de Empresas. Además soy Project Management Professional (PMP) certificada por el Project Management Institute en Montreal, Canadá, Certified Scrum Master certificada por Scrum Alliance y SAFe 5 Program Consultant certificada por Scaled Agile.
Seis años después de haber hecho múltiples proyectos a escala internacional con organismos como la Unión Europea, Oxfam Australia o Adobe Youth Foundation, descubrí “Agile” trabajando en gestión de proyectos de TI y de infraestructura en Canadá. Me di cuenta que muchas de las metodologías y herramientas que utilizaba en educación no formal, estaban siendo actualmente utilizadas por empresas como Google, Facebook o Apple bajo la metodología agil. Pude así unir mis dos pasiones: la gestión del cambio y el comportamiento humano.
¿Por qué un blog sobre Agile?
Después de varios años de experiencias profesionales en el extranjero, quise crear este blog para compartir las buenas prácticas «ágiles» que he aprendido. Muchas de éstas a veces se desconocen en el mundo hispanohablante. No es una sorpresa: muchísima información existe solamente en inglés. Pero lo que está sucediendo en el mundo con respecto a las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial y la inteligencia de negocios es una verdadera revolución que debe llegar a todos los puntos del planeta, en todos sus idiomas. Ese es el objetivo principal de este blog.
Buscando en mis redes de contacto alrededor del mundo, también encontré otros colegas hispanohablantes interesados en contribuir con su granito de arena. Este blog es el producto de nuestros esfuerzos mancomunados: para entendidos del tema, para profesionales que nunca jamás escucharon de Agile, para los que quieran seguir aprendiendo y actualizándose, para los estudiantes universitarios, para los responsables de recursos humanos, para los que quieran contribuir, debatir con criterio… En fin, para todos los que quieran compartir y seguir construyendo juntos en este mundo tan enorme y lleno de conocimientos.
Si bien este blog se centra en la metodología Ágil, soy una apasionada de todo lo que existe en torno a ésta: nuevas formas de relacionarnos en el mundo laboral, el liderazgo, la creación de nuevos productos, la innovación, etc. Siento desilusionarlos, pero este no será un compendio sobre gestión de proyectos ágiles. Este blog es un espacio de intercambio entre profesionales ágiles. Es la suma de un montón de intereses personales, pero también colectivos: de los lectores, de los amigos y profesionales que desearon y desean participar. Este blog es, en definitiva, de todos nosotros.
Waterfall vs Agile
Lo explicaré con una historia personal. Cuando se me ocurrió hacer este blog, quise que todo fuese perfecto… porque como buena gestora de proyectos, soy muy perfeccionista. Y como muchos, fui educada bajo la metodología “en cascada” (del inglés Waterfall). En resumidas cuentas, se trata de una metodología de trabajo en la cual existe mucha planificación y gestión del riesgo previa a la ejecución del proyecto. La idea es minimizar la mayor cantidad de riesgos posibles y mantener el control. En proyectos de alta envergadura, pueden pasar meses – y a veces años – desde la iniciación y la planificación hasta la ejecución del proyecto.
Volviendo a mi caso particular, me puse a escribir mis ideas en un papel, diseñar el blog, ver cómo promocionarlo, armar una newsletter, buscar colegas interesados en participar… y la lista de cosas por hacer no terminaba más.
Mi marido, que es desarrollador de software, me estaba ayudando un sábado por la mañana cuando prácticamente se cayó de la silla al ver la lista interminable de requisitos que tenia antes de lanzar el blog al ciberespacio. Era casi como si fuese a escribir un libro o lanzar mi propio programa de radio por cadena nacional. Y me dijo, con total sinceridad: “a este paso, vas a lanzar el blog cuando te jubiles”. Eso es Waterfall: una metodología que si bien tiene sus ventajas, no se ajusta a la realidad del mundo cambiante de las nuevas tecnologías de hoy.
Pero, ¿qué es Agile?
Si Facebook siguiese esta metodología, haría cuanto mucho una actualización al año a su sitio web. ¿Tienen alguna idea de cuántos cambios hace Facebook? ¿Por día, por semana, por mes? Facebook hace tres cambios (o releases, en inglés) al día a su interfaz front-end (es decir, la interfaz que ven sus millones de usuarios diariamente). Son mejoras continuas de innovación, pedidos de usuarios, clientes, ideas que provienen de sus mismos empleados a través de su lab de innovación, etc.
El mundo digital cambia y se transforma a cada instante. Las empresas son altamente competitivas y necesitan adaptarse rápidamente. Eso es Agile, un método de trabajo que nos permite descomponer el todo en pequeñas partes, trabajando en iteraciones y ajustándonos según las nuevas necesidades.
Es decir, no necesito saber cómo será el final de mi proyecto. Lo iré descubriendo paso a paso porque la realidad me impone adaptarme ágilmente. Y de esta nueva metodología se desprenden un sin fin de cuestiones: ¿Agile es un método, una metodología o simplemente un manifesto? ¿cómo creamos nuevos productos o servicios con una forma de trabajo tan cambiante? ¿cuáles son los riesgos de desarrollar un software sin control alguno? ¿cómo se transforman las empresas en empresas ágiles? ¿cuáles son los impactos sobre los empleados? ¿cuál es la relación entre la Agilidad, las jerarquías dentro de las empresas y la transparencia? ¿cómo se dividen las responsabilidades y los roles en una organización ágil?
Agile nos propone replantearnos todo lo que conocíamos hasta ahora en materia de organizaciones. Y aquí quiero hacer una aclaración importante: no se trata sólo de organizaciones empresariales. La agilidad se aplica a todo tipo de organizaciones. Esta forma de trabajo puede aplicarse desde empresas de tecnología hasta organizaciones sociales. Si bien fue pensada por desarrolladores de software para el mundo TI, nos permite focalizarnos en el grupo humano y en las interacciones que hacen posible el éxito de los objetivos más que en los procesos en sí mismos.